viernes, 21 de marzo de 2008

Patrimonio de México, resultado de la transculturización

■ Investigadores reúnen en Los quesos mexicanos genuinos, 33 tipos auténticos del alimento

“Perder un queso artesanal sería un despojo cultural irreversible”

■ La globalización pone en riesgo la tradición de su elaboración, explicaron

■ Ubicaron aquellos que están en peligro de extinción y otros que podrían obtener su marca regional

■ Que se reconozca al producto como patrimonio del país, uno de los objetivos de la publicación, afirman

Javier Salinas Cesáreo (Corresponsal)

Texcoco, Méx., 19 de marzo. Por primera vez, académicos de tres universidades realizaron una investigación y compilación de 33 tipos de quesos mexicanos genuinos, cuyas características principales son que están elaborados con leche fluida, que poseen menos aditivos y que son productos de tradición que se remontan a siglos o décadas en diversas partes del país.

La investigación está reflejada en el libro Los quesos mexicanos genuinos, el cual busca hacer un llamado para el rescate y protección de este producto como patrimonio cultural de México.

“Se trata de tomar una posición frente a la globalización, que no sólo es económica, sino cultural. Al ser una economía más agresiva se corre el peligro de la desaparición de los quesos genuinos”, dijo Abraham Villegas de Gante, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh).

Abraham Villegas, Fernando Cervantes Escoto, también de la UACh; Angélica Espinoza Ortega, de la Universidad Autónoma del Estado de México, y Alfredo Cesín Vargas, del Colegio de Posgraduados, son los autores de la investigación.

Quesos de todas las regiones

En conferencia de prensa expusieron que entre las 33 clases distintas de quesos genuinos que se recopilaron están el queso Chapingo –realizado en la UACh–, el queso bola de Ocosingo, el tetilla de Nayarit, el tipo asadero de Oaxaca, el criollo asadero de Morelos, el queso crema tropical de Chiapas y Tabasco, el de poro de Tabasco, el cotija de Michoacán y Jalisco, así como el queso sierra de Jalisco, de Guanajuato y Michoacán.

Durante más de dos años, los investigadores dieron forma a su trabajo. Viajaron a diversas partes del país, detectaron los quesos regionales; su forma de elaboración y entorno; investigaron sus características, platicaron con la gente, e hicieron la clasificación.

“Este libro busca contribuir al rescate de este patrimonio cultural para que mostremos al pueblo mexicano su grandeza y que no se pierda la tradición de los quesos. No queremos nada más ponerlo sobre la mesa como producto o alimento; no queremos sólo decir: ‘pruébenlo, porque sabe muy rico’, lo cual es importante. Lo que nos interesa es lo que hay detrás de ese producto, es decir, seres humanos con cultura y tradición”, dijo Fernando Cervantes.

Abraham Villegas abundó que el interés de la investigación es garantizar el futuro del producto. “La pregunta sería: ¿qué hay delante del producto? La idea condensa información importante como catalizador para procesos sociales que pueden beneficiar a los artesanos queseros del país. Se trata de identificar quesos potenciales para su protección jurídica y económica, por medio de una marca colectiva o denominación de origen, como lo están haciendo los europeos”.

Explicó que entre los tipos de quesos que se recopilan en el libro existen por lo menos 10 con potencialidades de calidad para lograr una denominación de origen, ya que actualmente sólo el queso cotija cuenta con esa marca colectiva.

Los investigadores explicaron que detectaron quesos en peligro de extinción. “La pérdida de un queso genuino artesanal es un despojo cultural irreversible, porque se pierde el conocimiento de la elaboración de un producto; eso es lo que debemos evitar”.

Angélica Espinoza explicó que en esta compilación no están todos los quesos que existen en el país, pero se seleccionaron los más importantes. “Sabemos que hay muchos más, pero este libro significa un primer esfuerzo por rescatar la tradición y el patrimonio”.

Los investigadores expusieron que la calidad de los quesos mexicanos reunidos en el libro es igual o más importante que la de los europeos. “Sabemos que hay libros de quesos franceses y españoles, pero hasta el momento no había ninguno nacional más completo que el que realizamos”.

Nota extraída del diario La Jornada el 21 de marzo.

jueves, 20 de marzo de 2008

PEMEX hace 70 años.


La historia, decía mi abuelo citando a un sabio, cansada de inventar repite, esperemos que sea esa la constante en la discusión casi nula pero muy politizada sobre la industria petrolera. La imagen fue obtenida del diario La Jornada, en su edición en línea.

miércoles, 19 de marzo de 2008

México en el Mundo

México será invitado de honor de Salón del Libro de París 2009
El evento recibe cada año a mil 200 editores y a más de tres mil autores.

AFP
Publicado: 19/03/2008 11:02

París. El Salón del Libro de París 2008, que termina este miércoles con Israel como invitado de honor, tendrá por invitado el año próximo a México, anunció el Sindicato Nacional de la Edición (SNE) francés, organizador del evento.

El Salón del libro de París es una de las mayores manifestaciones culturales europeas abiertas al público y recibe cada año unos mil 200 editores y 3 mil autores. "En su calidad de invitado de honor, México tendrá la oportunidad de hacer descubrir a Francia y al mundo entero la riqueza y la diversidad de su actualidad literaria, así como la originalidad y la calidad de sus autores" y "el dinamismo de su producción editorial", indicó un comunicado de la embajada mexicana en París tras anunciarse la invitación.

México tendrá el año próximo en el Salón un pabellón de mil metros cuadrados, que será concebido por el arquitecto mexicano Bernardo Gómez-Pimienta, precisó la fuente.

Este año, el Salón registró una baja de frecuentación de 8 por ciento con respecto a 2007, con 165 mil 300 visitantes en seis días, precisó el SNE. El Salón atrajo 186 mil visitantes el año pasado, cuando el país invitado fue India.

Una polémica acerca del boicot del Salón anunciado por varios países y organizaciones árabes y musulmanas, que denunciaban la invitación de Israel, precedió su apertura el viernes pasado.

Importantes medidas de seguridad fueron aplicadas en esta edición del Salón, donde el domingo pasado una alerta por bomba, que resultó ser falsa, obligó a evacuar a más de 20 mil personas.

Himno a la Juventud

Jaime Martínez Veloz
¡Viva la UNAM! ¡Viva la juventud!

Algo anda mal en nuestro país cuando diversos segmentos sociales se unen en una campaña de linchamiento en contra de un grupo de jóvenes que, equivocados o no, encontraron la muerte en la selva ecuatoriana en medio del bombardeo del ejército colombiano, apoyado y asesorado por personal y tecnología estadunidense.

Si dichos jóvenes hubieran perecido en acciones ajenas a cuestiones ideológicas, pero ligadas a acciones mafiosas o de narcotráfico, hasta corrido les hubieran compuesto y lo hubieran subido a youtube.com. Ésa es la hipócrita moral de los linchadores modernos, para quienes ser narcojunior o mafioso es sinónimo de “estatus”, en tanto un luchador social o quien abraza una causa ideológica es sinónimo de estupidez y degradación social, concepción que abunda en amplios sectores de la sociedad mexicana que parecen imposibilitados para revisar el porqué de las inquietudes de la juventud mexicana, que cada día ve reducidas sus expectativas de vida, resultado de un sistema incapaz de ofrecer alternativas a los jóvenes.

Además de la edad, hay un común denominador en todos los jóvenes de los diferentes universos: en ningún caso se ha desarrollado una política de atención integral para atender sus problemas y aspiraciones. Sociedad y gobierno comparten la misma responsabilidad por esta ausencia. Partidos, medios de comunicación y gobierno los ven como un mercado que hay que conquistar a través de diferentes productos, o bien como clientela política que puede ser cooptada.

Demasiado viejos para ser niños y demasiado jóvenes para opinar y ser tomados en cuenta, pero no para ser puestos a trabajar, para ser utilizados como objetos sexuales o para ser considerados carne de presidio, tal es la tragedia moderna de nuestra juventud. Sus opciones se reducen a la maquila, el subempleo, irse de mojados, caer en adicciones o deslumbrados por el narcotráfico.

Una doble moral que con su hipocresía y discursos esconde la desventura de ser joven en los tiempos del sida y de lo que algunos llaman transición democrática. La juventud, esa suma de conjuntos heterogéneos, no reacciona de igual forma ante el impacto de los fenómenos sociales, económicos y políticos. Dada su complejidad, tampoco está sujeta a un solo calificativo sea positivo o negativo. La realidad siempre está más allá de las calificaciones (o descalificaciones) maniqueas. De esta manera, la juventud es al mismo tiempo rebeldía, imaginación, que indiferencia, despersonalización o consumo de drogas. Hoy los jóvenes se debaten en la contradicción, pues buscan definiciones en medio de influencias, a veces extrañas a su cultura. Por la singularidad de su edad, afrontan múltiples preocupaciones y angustias, pero se atreven a potenciar conflictos y cuestionar tradiciones.

Que todas las y los jóvenes vivan esta etapa con plenitud depende en gran parte de que existan las condiciones adecuadas para que cada joven pueda expresar sus inquietudes y cuente con las oportunidades que le permitan resolver sus necesidades. Lamentablemente, día con día, miles de ellos enfrentan la exclusión en todos los órdenes: económico, escolar, laboral, político y social.

Se les priva de oportunidades reales de accesos a un trabajo digno y remunerador, lo cual los condena a una vida llena de carencias y limitaciones. A muchos otros se les restringe el acceso a la educación. La escasa preparación y capacitación de estos jóvenes los coloca en puestos de trabajo transitorios o mal remunerados que ofrecen pocas perspectivas de superación personal y social.

La juventud ve con impotencia cómo sus necesidades, expectativas y sus posibilidades de participación están limitadas por la ausencia de una política pública hacia los jóvenes. Siente lejana a la autoridad, pero cercano el autoritarismo, que se manifiesta en el despliegue de acciones de la fuerza policiaca, que más que buscar proteger a la juventud pareciera encaminada a hostigar a los jóvenes, sobre todo de las colonias populares.

Ésta es la realidad que hemos heredado a nuestros jóvenes, a los cuales, como en el caso de quienes murieron en el Ecuador, no nada más se les condena, sino que, en el colmo del cinismo, hay quienes se atreven a señalar responsable de sus inquietudes políticas a la UNAM, donde encontraron el cobijo que en muchas partes les negaron, empezando por los partidos y las instituciones.

Aparte de morir bajo un bombardeo criminal del ejército colombiano, ya fueron condenados en la plaza pública por los quienes son incapaces de condenar la acción asesina de los que condujeron la acción criminal. La corta memoria de los linchadores olvida que partidos y gobierno mexicano tuvieron relaciones públicas y abiertas con las FARC; ahí están las fotos, los documentos y las acciones que lo prueban. ¿De dónde a acá la sorpresa? Pregúntenle a Vicente Fox. ¡Hasta oficina tuvieron durante su gobierno!

Estoy convencido de que la lucha armada no es la vía para la transformación democrática de la sociedad, mucho menos justifico acciones que al amparo de la acción revolucionaria lastimen a terceros; el secuestro es abominable en cualquier sociedad y circunstancia. El ascenso al poder de los sectores de la izquierda latinoamericana se han producido por la vía electoral. También respeto a quienes han optado por la vía insurreccional en nuestro país, pero creo que para derrotar la vía de las armas es indispensable construir una institucionalidad democrática que, entre otras cosas, brinde cabida a los sueños y anhelos de la juventud.

Todo el afecto y cariño para los padres y familiares de los jóvenes mexicanos asesinados por el gobierno de Uribe mientras dormían.