martes, 27 de diciembre de 2011

El centro de rehabilitación donde se intoxicaron 45 personas no tiene registro ante el CECAJ - La Jornada Jalisco

◗ CENTROS PARA TRATAR ADICCIONES, FALTA DE VIGILANCIA

El centro de rehabilitación donde se intoxicaron 45 personas no tiene registro ante el CECAJ

LA SSJ NO DETECTÓ IRREGULARIDADES EN MANEJO DE ALIMENTOS E HIGIENE
ANALY S. NUÑO

Lupa
Foto: FOTO HÉCTOR JESÚS HERNÁNDEZ
La Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), dio a conocer que el centro de rehabilitación Gara, Creador de Vida en el que resultaron intoxicadas al menos 45 personas, de las cuales fallecieron cinco, sí contaba con un aviso de funcionamiento ante la dependencia estatal, por lo cual se habían realizado las inspecciones de ley, sin embargo, admitió que este establecimiento no está registrado ante el Consejo Estatal Contra las Adicciones en Jalisco (CECAJ).
De acuerdo al titular de la SSJ, Antonio Muñoz Serrano, el que un establecimiento de este tipo cuente con un permiso de funcionamiento emitido por la autoridad, obliga a la dependencia estatal a realizar inspecciones principalmente en torno al manejo de alimentos e higiene en el lugar, aspectos en los que –según la SSJ– el centro no registraba irregularidades.
"Avisan del funcionamiento del centro y nosotros vamos como secretaría a revisar que cumpla con los lineamientos establecidos para poder funcionar y estar abierto a la atención del público. Este centro no estaba integrado al CECAJ (...), dio aviso de funcionamiento y nosotros supervisamos y hasta el momento no había queja alguna y no encontramos maltrato a los integrantes de este centro", aseveró.
Refirió que a fin de que un centro de rehabilitación cuente con un registro ante el CECAJ, no solamente debe tener el aviso de funcionamiento sino que tiene que cumplir con los lineamientos establecidos en la Norma Oficial Mexicana NOM-028-SSA2-1999 referente a la prevención, tratamiento y control de las adicciones, lo cual le permite acceder a recursos estatales y federales.
Muñoz Serrano dejó en claro que la intervención de la dependencia a su cargo se limitará a coadyuvar con el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, el cual aún no determina el agente causal de la intoxicación masiva, pues pese a que clínicamente en una primera instancia se diagnósticó que el envenenamiento se derivó del consumo de alimentos contaminados con cianuro, hasta el momento las autoridades no han confirmado esta versión.
"Nosotros solamente vamos a coadyuvar para poder aportar elementos a la investigación que se lleva, este es un asunto más de Procuraduría y nosotros vamos a estar coadyuvando de manera importante, hoy lo que nosotros hacemos como institución es dar la información que tenemos a la mano, pero indudablemente eso es un asunto que la Procuraduría tendrá a bien determinar y deslindar responsabilidades".
Por su parte, el secretario técnico del CECAJ, Joel Salvador Chávez Rivera, indicó que hay 154 establecimientos del tipo registrados ante la Secretaría de Salud del estado, de éstos 62 están reconocidos por la dependencia y 19 más están en proceso de reconocimiento.
El pasado lunes La Jornada Jalisco informó que cerca de 45 internos del centro de rehabilitación ubicado en la colonia La Perla resultaron intoxicados presuntamente por la ingesta de alimentos contaminados con un químico, de éstos cuatro personas perdieron la vida mientras eran atendidas en la Cruz Roja y una más falleció en el lugar de los hechos. Al cierre de esta edición se reportaron cuatro personas en estado crítico, tres de ellas son atendidas en la Cruz Roja y una más en el Hospital Civil de Guadalajara, todos están siendo atendidos con tratamiento para intoxicación por cianuro.




Luis León

martes, 29 de noviembre de 2011

Fernando Vallejo lo dijo en la FIL ante mil jóvenes

“el idioma no es racional, ni tampoco es irracional, el idioma es eficaz (…), nunca busquen la lógica en él porque no la tiene, la historia de una lengua es la historia de una infinidad de caprichos”.

Elías Trabulse mencionó en una entrevista en ocasión de su homenaje como bibliófilo que precisamente el lenguaje era ilógico en escencia.

El análisis crítico de discurso, precisamente lo que desnuda es la intención de esa función "eficaz" del lenguaje de la que habla Vallejo.

Para mi reflexionar sobre esto es placer del mejor.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Discurso de Fernando Vallejo en la FIL de Guadalajara. Memorable

Como este acto se encamina a su final y ya queda poco tiempo, les diré brevemente que me siento muy honrado por el premio que me dan; que no pienso que lo merezca; que este diploma lo guardaré en mi casa con orgullo; y que los ciento cincuenta mil dólares que lo acompañan se los doy, por partes iguales, a dos asociaciones caritativas de México: los “Amigos de los Animales”, de la señora Martha Alarcón de la ciudad de Jalapa; y los “Animales Desamparados”, de la señora Patricia Rico de la ciudad de México. En mi encuentro del lunes con los jóvenes universitarios que tendrá lugar en esta misma sala, se los entregaré a las señoras.

Habría preferido que esos dólares se los hubiera dado la FIL directamente a ellas sin pasar por mí, porque cuando tomo dinero me tengo que lavar las manos, pero no pudo ser por razones burocráticas. Eso de la lavada de las manos es una manía que me viene de la infancia, de la educación familiar. Cada que cogíamos una moneda, mi mamá nos decía: “Vaya lávese las manos m’hijo, que tocó plata”. (Allá a los niños les hablan de “usted”.) De unos niños educados así, ¿qué se podía esperar? Puros pobres. Me hubieran educado en la escuela del PRI, y hoy estaría millonario. ¡Pero qué iba a haber allá PRI! Medellín era una ciudad encerrada entre montañas, lejos del mundo y sus adelantos. Y mi mamá viendo microbios por todas partes como si fuera bacterióloga. No. Era una señora de su casa entregada a la reproducción como quiere el papa, una santa. ¡Cómo la hicimos sufrir! Muy merecido. ¡Quién la mandó a tener hijos!

De México supe por primera vez de niño, una noche de diciembre próxima a la navidad, lo recuerdo muy bien. Estábamos en el corredor delantero de Santa Anita, la finca de mis abuelos, con mis abuelos, rezando la novena del Niño Dios. Entonces éramos pocos, cinco o seis, aunque después fuimos muchos. Mis papás tenían instalada en Medellín una fábrica de niños: niños carnívoros que alimentaban con costales de salchichas, unos demonios, unas fieras, todos contra todos, mi casa era un manicomio, el pandemónium. El papa, Pío Doce, les mandó de Roma un diploma que un vecino nos compró en la Via della Conciliazione con indulgencia plenaria (que costaban más), para que se fueran los dos derechito al cielo sin pasar por el purgatorio por haber fabricado tanto niño que se les habrían de reunir todos allá a medida que el Señor los fuera llamando. ¡Qué nos iba a llamar! Nos hemos ido yendo de uno en uno a los infiernos y el que nos llamó fue Satanás.

Santa Anita estaba entre los pueblos de Envigado y Sabaneta, en la mitad de la carretera que los une, a ocho kilómetros de Medellín, lejísimos. Hagan de cuenta saliendo de la Ciudad de México camino de Tlanepantla. Teníamos que ir en carro, en el Ford de mi papá. Si no, habríamos podido ir en burro: en la burrita de la canción de Ventura Romero: “Arre que llegando al caminito, achimichú, achimichú. Arre que llegando al caminito, achimichú, achimichú”. Tarata tata tara tara tata tata tara tara tata tata tara tata tá. “¡Burra! ¡Burra! Ya vamos llegando a la Mesa de Cacaxtla. ¡Burra! Arre que llegando al caminito, achimichú, achimichú a mi burrita y aunque vaya enojadita porque no le di su alfalfa porque no le di su máiz”. ¡Qué raro! También en Antioquia decíamos “máiz”! Antioquia es hagan de cuenta Jalisco. El disco de la burrita lo trajeron mis papás de México esa noche. En setenta y ocho revoluciones que era los que había entonces. Una aguja gruesa iba de surco en surco tocándolos (los surcos que abrían en la tierra las yuntas de bueyes roturando los campos de Sayula hace cien años, cuando pasó por aquí mi paisano el poeta Porfirio Barba Jacob), y de tanto tocarlos uno los discos se rayaban y la aguja se atascaba en el rayón, y seguía tocando lo mismo, lo mismo, lo mismo. “Pobrecita mi burrita ya no quiere caminar, da unos pasos p’adelante, otros pasos para atrás…” El disco me sigue resonando desde entonces, atascado, en mi corazón rayado.

Venían de México por el camino de entrada de Santa Anita en dos carros, con los faros rompiendo la oscuridad. Pero en el corredor nosotros no estábamos a oscuras, no: iluminados. ¡Cómo íbamos a rezar a oscuras la novena del Niño Dios! Además en Medellín ya había luz eléctrica. Yo seré viejo pero no tanto. Yo soy posterior al radio y al avión. El que sí me tocó ver llegar fue el televisor, la caja estúpida. Estaban también encendidas esa noche las luces del pesebre, el nacimiento, donde nacía en lo alto de una montaña el Niño Dios. Lucecitas verdes, rojas, azules, amarillas, de todos los colores. Nos íbamos ya a dormir cuando llegaron. Venían cargados de juguetes. Maromeros de cuerda que daban volteretas en el aire… Jeeps con llantas de caucho, o sea de hule… Sombreros de charro para niños y para viejos… Una foto de mis papás en La Villa manejando avión. Las trescientas sesenta y cinco iglesias de Cholula. Un tren eléctrico. La Virgen de Guadalupe. Pocas veces he visto brillar tan fuerte, enceguecedora, la felicidad. Y con el disco de Ventura Romero de la burrita traían, en el álbum de las maravillas, a José Alfredo Jiménez y a Rubén Méndez: “Ella”, “Pénjamo”, y ese “Senderito” que me rompe el alma cantado por Alfredo Pineda, que fue el que amó Medellín. Y al más grande de todos, Fernando Rosas, de Jerónimo de Juárez, Estado de Guerrero, el de la “Carta a Eufemia”: “Cuando recibas esta carta sin razón, Ufemia, ya sabrás que entre nosotros todo terminó, y no la des en recibida por traición, Ufemia, te devuelvo tu palabra, te la vuelvo sin usarla, y que conste en esta carta que acabamos de un jalón”. ¡Muy bien dicho, tocayo, a la China con la méndiga! El fraseo perfecto, la dicción perfecta, y eso que mi tocayo era de Guerrero y cuando hablaba no podía pronunciar las eses. Y las trompetas burlonas detrás de él haciendo jua, jua, jua, en el registro bajo, riéndose de mí y del mundo, y detrás de ellas punteando, siguiéndolas como unos gordos cojos, los guitarrones: do, sol; do, sol; do, sol. Tónica, dominante; tónica, dominante; tónica, dominante. Sólo eso van diciendo, pero sin ellos no hay mariachi, como sin muerto no hubo fiesta.

¡Ah se me olvidaba Chava Flórez, el compositor, el genio de los genios, amigo de mi tocayo Fernando Rosas! Juntos echaron a rodar por el mundo “Peso sobre peso”, la canción más burlona: “Mira, Bartola, ái te dejo estos dos pesos. Pagas la renta, el teléfono y la luz. De lo que sobre, coges d’iái para tu gasto. Guárdame el resto pa comprarme mi alipús”. Ta ra ta ta ta tán. Ésa era la que le cantaba todavía a México el PRI cuando llegué de Nueva York hace cuarenta años. Y se la siguió cantando otros treinta, hasta ajustar setenta, cuando los tumbó mi gallo. ¡Qué noche tan inolvidable aquella cuando lo dijeron por televisión! Tan esplendorosa, o casi, como la de la finca Santa Anita de que les he hablado. Fernando Rosas murió joven, una noche, allá por 1960, en Acapulco. Lo mataron por defender a un borracho al que estaba apaleando la policía. Fernando Rosas, tocayo, paisano, te mató la policía de Acapulco, los esbirros del presidente municipal. La siniestra policía del PRI, semillero de todos los cárteles de México.

Mi gallo era un gallo con botas. No bien subió al poder y se instaló en los Pinos, se infló de vanidad y se transformó en un pavorreal, y el pavorreal en un burro, y la quimera de gallo, pavorreal y burro empezó a rebuznar, a rebuznar, a rebuznar, día y noche sin parar, hasta que ajustó seis años, cuando se le ocurrió, como a Perón con Evita o con Isabelita, que podía seguir rebuznando otros seis a través de su mujer. No se le hizo, no pudo ser. Hoy de vez en cuando rebuzna, pero poco, y lo critican. ¡Por qué! Déjenlo que rebuzne, que se exprese, que él también tiene derecho. Yo soy defensor de los animales. Yo quiero a los burros, a los pavorreales, a los perros, a los gallos. Cuando estoy cerca de ellos se me calma unos instantes el caos de adentro y creo sentir lo que llaman la paz del alma.

Yo venía pues de Nueva York, una ciudad de nadie, un hormiguero promiscuo que nunca quise, y de un país que tampoco, plano, soso, lleno de gringos ventajosos y sin música. Los anglosajones no nacieron para la música: se enmarihuanan y con una guitarra eléctrica y un bombo hacen ruido. Mi primera noche en México, en la plaza Garibaldi, ¡cómo la voy a olvidar! Cien mariachis tocando cada cual por su lado en un caos hermoso. Todo lo que tocaban me lo sabía. Y más. Yo sabía de boleros y rancheras lo que nadie. Entré al Tenampa. ¿La hora? Diez de la noche. Me sentía como un curita de pueblo tercermundista entrando al Vaticano por primera vez, y que se arrodilla para comulgar. Yo también comulgué, pero con tequila. Desde un mural de una pared enmarcado por unos tubos fluorescentes de colores me miraba José Alfredo, y en la noche del Tenampa brillaba el sol de México. “¿Qué más va a tomar, joven?”, me preguntó el mesero. “Otro”. Entonces sí estaba joven, pero hoy me siguen preguntando igual: “¿Qué va a tomar joven?” ¡Cómo no va a ser maravilloso un país donde la gente ve tan bien!

Y el amanecer, mi primer amanecer, ¡qué amanecer! Había llegado a un hotelito viejo, pobre, del centro, de altos techos, fresco, de otros tiempos, el más hermoso en que haya estado. Me despertaron las campanas y los gallos. ¿Tañido de campanas? ¿Canto de gallos? ¡Claro, los gallos de las azoteas y las campanas de las iglesias, y el sol entrando por mi ventana! ¡Y yo que venía del invierno de Nueva York donde amanecía a las diez y oscurecía a las cuatro y se me achicaba el alma! Salí a la calle, al rumor envolvente de la calle. Méxicovivo, el del pasado más profundo, el eterno, el mío, el que se ha detenido en mi recuerdo, el de siempre, el que no cambia, el que no pasa, el de ayer. “¿En qué estás pensando, México? ¿A quién quieres para quererlo? ¿A quién odias para odiarlo?” Inescrutable. Ni una palabra. Jamás me contestó. Entonces aprendí a callar. Y han pasado cuarenta años desde esa noche en el Tenampa y ese amanecer en ese hotelito de la calle de Isabel la Católica y esa mañana soleada, y me fui quedando, quedando, quedando, y aquí he escrito todos mis libros y hoy me piden que hable, pero como México calla, yo tampoco pienso hablar. Sólo para decirles que me siguen resonando en el alma unas canciones.

Yo digo que la muerte no es tan terrible como se cree. Ha de ser como un sueño sin sueños, del cual simplemente no despertamos. Yo no la pienso llamar. Pero cuando llegue y llame a mi puerta, con gusto le abro.

Nadie tiene la obligación de hacer el bien, todos tenemos la obligación de no hacer el mal. Y diez mandamientos son muchos, con tres basta:

Uno, no te reproduzcas que no tienes derecho, nadie te lo dio; no le hagas a otro el mal que te hicieron a ti sacándote de la paz de la nada, a la que tarde que temprano tendrás que volver, comido por los gusanos o las llamas.

Dos, respeta a los animales que tengan un sistema nervioso complejo, como las vacas y los cerdos, por el cual sienten el hambre, el dolor, la sed, el miedo, el terror cuando los acuchillan en los mataderos, como lo sentirías tú, y que por lo tanto son tu prójimo. Quítate la venda moral que te pusieron en los ojos desde niño y que hoy te impide percibir su tragedia y su dolor. Si Cristo no los vio, si no tuvo ni una palabra de amor por ellos, ni una sola (y búscala en los evangelios a ver si está), despreocúpate de Cristo, que ni siquiera existió. Es un burdo mito. Nadie puede probar su existencia histórica, real. Tal vez aquí el cardenal Sandoval Íñiguez…

Y tres, no votes. No te dejes engañar por los bribones de la democracia, y recuerda siempre que: que no hay servidores públicos sino aprovechadores públicos. Escoger al malo para evitar al peor es inmoral. No alcahuetees a ninguno de estos sinvergüenzas con tu voto. Que el que llegue llegue respaldado por el viento y por el voto de su madre. Y si por la falta de tu voto, porque el día de las elecciones no saliste a votar un tirano se apodera de tu país, ¡mátalo!

A Jorge Volpi le agradezco el dictamen tan generoso que ha leído, y a Juan Cruz sus adjetivos. Querido Juan: ya sé que si hubieras tenido más tiempo me habrías puesto más, siquiera unos quinientos. No importa. Con los que me alcanzaste a dar me conformo.
Algunos amigos vinieron desde muy lejos a Guadalajara a acompañarme. Me siento muy contento de estar hoy con ustedes en esta Feria tan hermosa, que pronto se llenará de niños y de jóvenes, y de haber vuelto a Jalisco, la tierra de Rulfo, donde los muertos hablan.

jueves, 6 de octubre de 2011

Steve Jobs 1955-2011

Los códigos binarios están de luto, el cambio tecnológico sabe que con la partida de Steve la revolución tecnológica perdió un héroe.

Pero todos los que nos sumamos a su trascendencia a través de sus grandes innovaciones estamos extendiendo su presencia en cada “touch” en cada descarga, en cada comunicación. Steve Jobs modificó en forma inimaginable las relaciones que los usuarios hacemos con los artefactos que nos dio.

Se fue un genio de la Revolución Tecnológica, de la era de la información, pero sobre todo, se fue un ser extraordinario que entendió lo inevitable de su partida y esa conciencia solo puede ser de un ser brillante.

Con todo mi aprecio en memoria de Steve Jobs

6 de octubre de 2011

viernes, 17 de junio de 2011

jueves, 16 de junio de 2011

Beto Ruiz, en espiral, Tapatío-El Informador

Por: Dolores Tapia/El informador/ Guadalajara, jalisco.

Al frente de la Companía Estatal de Teatro, el también actor y bailarín habla de sus motores en la vida
Si a Beto Ruiz se le pudiera asignar una melodía, ésta, exótica y profunda, tendría que ser de Oriente. Y es curioso porque en una charla informal que inició en una librería, este artista, afirmó que descubrió un momento de paz (existencial y humana) mirando el río en el lejano Bangok.

Ruiz es un teatrista nacido en Guadalajara en la colonia Morelos hace 41 años. Se le recuerda en el mundo teatral local por su trabajo In Peace, mismo que él afirma es la mejor dirección de su carrera. Y eso que fue hace 15 años. Un director teatral sin aspiraciones burocráticas, un director que tiene un compromiso serio con él mismo.

Ha dirigido óperas, es bailarín, actor y fue el creador junto con Justyna Tomczak del espectáculo Horizontal-Vertical. Y en este momento se encuentra al frente de la Compañía Estatal de Teatro con la que trabaja El Gesticulador de Rodolfo Usigli. Los actores están contentos y a él le gusta trabajar. ¨Desde que me recuerdo pensando la vida¨ dice ¨me recuerdo pensando en el teatro¨ comenta, con un tono serio poco petulante.

En este trabajo a estrenar el mes de mayo en el Teatro Experimental de Jalisco, actúan Jesús Hernández, Lupita Ortiz, Andrés David, Ricardo Niño, Jesús López, Christian Zatarain, Gastón Olaf, Paloma Domínguez y Fernando Axcaná. ¨(...) Hay una actitud reconciliatoria, es decir hay una columna vertebral que nos atraviesa a todos, incluso a mi, para construir este cuerpo sensible¨ dice, ¨hay que potenciar su diversidad (de los actores), hay un área sana de respiración¨.

Beto tomó su primer taller de teatro a los 15 años y ahora además de eso, es viajero. Se permite momentos en otros países, que pueden durar años, tal es el caso de su estancia en Singapur o Polonia. Se hace cargo de su búsqueda vital y es a través de ella, que se va traduciendo su arte. O por lo menos eso parece. Le gusta Saramago, Stravinsky, Silvio Rodríguez y García Márquez.

Mozart. Su antítesis de la felicidad es Polonia en el invierno, donde ¨se me salió todo de control¨, señaló.

Solitario, es en este momento cuando voltea a ver a sus padres y se da cuenta que pasa el tiempo. ¨Quiero estar cerca de ellos. No hay prisa de ejercer mi soledad(...) tengo una sensación como de espiral, de volver a pasar por un punto pero en otro nivel¨. Dice... y en cuanto al amor... menciona muchas cosas, pero la más bonita es la de un poeta, parafraseada por él; ¨Un hombre solo es demasiado para un hombre solo¨ . Lo dice sin prisa, sin dolor, con paz. Como alguien que disfruta... ser... estar.

martes, 14 de junio de 2011

Mi primer blog desde smartphone

Luis León

Secretario
Coordinación General de Planeación y Desarrollo Institucional
Universidad de Guadalajara

www.copladi.udg.mx

Cayo Levisa, CUBA



Hermosa playa en Cuba, en un cayo.