sábado, 25 de julio de 2009

La Cena en la terraza de las vías que conducen hacia donde todos van.

Escucharlos puede ser interesante, aburrido, protocolario, debelador, estratégico, culto, etc.,

Escucharlo frecuentemente debe ser penetrante.

Escucharlo estrenar discurso para uno, es impresionante.

En la cena, luego de comer, al momento en que se escucharon los discursos, escuché un viejo que reconocía y envidiaba a un "político moderno" y luego, corrigiendo, también a su hermano, literalmente los calificó como políticos acariciables, carismáticos.

Su hermano, más sincero que cualquiera de los speakers, de plano le dijo que sí lo queríamos, aunque él no lo viera.

Lloró gente. La gente llora con un hombre elocuentemente inteligente, todos, íntimos y no tanto, familia carnal y familia lloran cuando él establece esos lazos que son profundos, que son de dominio absoluto, de insaciabilidad. Lloró el joven, de vista imperturbable, lúcido, de triste destino. Se fue llorando.

Fue impresionante, marcable, indeleble, contundente.

Los tacos, valieron la pena.

Guadalajara Verano de 2009